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LA NOVIOLENCIA VUELVE A TRAER LA DEMOCRACIA: URUGUAY 1983.
(Mille, Jean Pierre. "Alternatives non violentes" n. 62, traducción Oveja Negra)

Pequeño país de América Latina, Uruguay acaba de vivir, como todos sus vecinos, un período de dictadura militar. En junio de 1973, en nombre de la "doctrina de la Seguridad Nacional" y de la lucha contra la "subversión", el ejército tomó el poder. Los militares prohibieron toda actividad política y sindical, encarcelaron, torturaron. Con 7.000 prisioneros políticos de 3 millones de habitantes, Uruguay ha batido un récord mundial.

Hoy este país vive de nuevo en democracia. En esta reconquista de las libertades, la acción noviolenta ha jugado un papel decisivo. La iniciativa le corresponde a la rama uruguaya del "Servicio Paz y Justicia"(SERPAJ).Recordemos que el SERPAJ es una organización noviolenta para la defensa de los derechos humanos en América Latina, creada a finales de los años 60. Es conocida en todo el mundo, especialmente desde que su principal animador, Adolfo Pérez Esquivel, recibiera el premio Nobel de la Paz en 1980. La rama uruguaya, creada en 1981, es animada por el jesuita Luis Pérez Aguirre. Por su decidida actuación ha sido detenido numerosas veces y torturado. A partir de los documentos que él nos ha hecho llegar y de la entrevista que concedió a "Non-Violence politique" (nº 74 octubre 1984), presentamos el relato de los acontecimientos que favorecieron la vuelta a la democracia de su país.

EL DEBILITAMIENTO DEL PODER MILITAR.
Desde 1973, estaba claro que el pueblo uruguayo, en su inmensa mayoría, se negaba a reconocer la legitimidad del nuevo poder. La propaganda oficial era recibida con escepticismo, la amplitud y dureza de la represión podían paralizar por un tiempo los movimientos de oposición pero no podían cambiar las opiniones. El fracaso económico del régimen agravó el descontento popular.

En noviembre de 1980, el régimen militar organizó un referéndum para conseguir aprobar una Constitución, basada en la "doctrina de la Seguridad nacional", que habría perpetuado su poder. Los militares cometieron así un tremendo error: convencido de que la población, aterrorizada, no se atrevería a desaprobarles, y queriendo dotarse de una imagen de respetabilidad internacional, ni se tomaron la molestia de organizar el pucherazo. Resultado: 87% de NO...

Después de este estrepitoso fracaso, el régimen militar intento mantenerse en el poder con una política de apertura moderada: los partidos tradicionales fueron autorizados, así como sindicatos "no politizados". Prometieron elecciones para 1982, después para 1984. Pero la represión sequía siendo dura.

El fracaso del referéndum devolvió el ánimo a diversos componentes de la sociedad civil. El SERPAJ se afirma plenamente e intensifica su trabajo de defensa de los Derechos Humanos. En torno a él, desde 1982, se crean distintas redes de ayuda a las víctimas de la represión. Los ámbitos sindicales, estudiantes, religiosos comienzan a movilizarse. La reivindicación de la democracia política se une lógicamente a la del respeto a los derechos humanos. El silencio de los partidos políticos tradicionales y de la iglesia jerárquica otorga al SERPAJ y a los grupos de defensa de los derechos humanos un papel político desproporcionado con su importancia numérica.

La acción del SERPAJ consiste esencialmente en "decir la verdad", en dar a conocer con toda claridad las prácticas que el gobierno militar querría ocultar. Se apoya para ello en la ayuda internacional, toma contacto con la ONU, con las organizaciones de defensa de los derechos humanos, con algunas embajadas. Por otra parte, anima la creación de cooperativas, de grupos de arrendatarios, de asociaciones de barrio.

EL AYUNO DE AGOSTO DE 1983.
En Julio de 1983, los soldados detienen a algunos estudiantes. Como de costumbre, fueron torturados, y las chicas violadas. El SERPAJ recogió testimonios directos de estos estudiantes, que habían podido ver a sus hijos e hijas en prisión después de la tortura. Decidió publicarlos al máximo, en la prensa y en folletos. Era la primera vez que la prensa nacional aceptaba publicar una información de este tipo. Luis Pérez Aguirre fue detenido e interrogado durante 17 horas. El 2 de Agosto, el gobierno restablece una censura más rigurosa, como la que había impuesto al comienzo de la dictadura. Prohibió todas las actividades políticas.

Es entonces cuando el SERPAJ decide una acción noviolenta para reaccionar según sus posibilidades e invitar a toda la población a una jornada de reflexión nacional. Un ayuno de duración ilimitada (y no una huelga de hambre) fue iniciado por tres miembros del SERPAJ: el cura Oliveira y los padres Aguirre y Osorio.

Después de haber contactado con Adolfo Pérez Esquivel (para el apoyo internacional) y de haber organizado el apoyo local, el ayuno comienza el 11 de Agosto en los locales del SERPAJ, en presencia de la prensa internacional. Durará 15 días, siendo su objetivo principal el llamar a toda la población de Uruguay a hacer del 25 de Agosto una jornada nacional de reflexión sobre las soluciones democráticas a los problemas del país.

En algunos días, a pesar de la censura, de boca en boca, todo el país estaba informado de esta acción. Sin embargo, desde el cuarto día, la policía había cortado el teléfono y rodeado la casa para aislar a los ayunantes. Pero la población a pesar de todo acudía en grandes cantidades a manifestar su apoyo. Normalmente, la policía intentaba dispersar a estas multitudes o meterlas a cientos en sus vehículos. La gente no ofrecía resistencia, pero volvían en cuanto les era posible...

La dimensión religiosa de este ayuno es subrayada en el texto de la declaración hecha pública el primer día, que hace referencia a la Biblia, al Evangelio y a los Hechos de los Apóstoles. La referencia noviolenta está señalada por una cita de Gandhi. En cuanto al objetivo político, está desarrollado en estos términos:

"Queremos contribuir a la construcción de una sociedad que, en el respeto a las particularidades del país y de sus sectores sociales, sea liberadora, igualitaria, solidaria y participativa, con la ayuda de todos y al servicio de cada uno:

- Una sociedad en la cual todos aporten según sus fuerzas y de la cual cada uno reciba según sus necesidades, sin desigualdades ni acaparamientos de unos en detrimento de otros.

- Una sociedad en la que sean respetados todos los derechos humanos por sus miembros, sus grupos y sus organizaciones.

- Una sociedad donde todos, teniendo en cuenta la situación de cada uno y los mecanismos de cambio, lleguen a ser los agentes de su propio destino.

- Una sociedad en la que todos conozcan la alegría de sentirse hermanos los unos de los otros".

El ayuno fue apoyado activamente por numerosos grupos cristianos, órdenes religiosas, parroquias, etc. En cambio, la jerarquía se desmarcó ostensiblemente de esta acción. Los obispos intentaron disuadir a los grupos de cristianos que organizaban en sus localidades ayunos de apoyo. Algunos llegaron incluso a adoptar las posiciones del gobierno sobre el SERPAJ, calificándole de "organización comunista con ramificaciones internacionales". El 20 de agosto el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, era contenido cuando se disponía a entrar en Uruguay para hacer una visita a los ayunantes.

LA MOVILIZACION POPULAR.

La jornada del 25 de agosto fue un gran éxito. Sobrepasó con mucho lo que los miembros del SERPAJ habían podido imaginar. A una hora fijada, todo el mundo se metió en su casa. Las calles estaban vacías y sombrías, pues la consigna era de apagar las luces. La ciudad de Montevideo resonó toda la tarde con un formidable "concierto de cacerolas". Se sabe que esta forma de protesta original, a la vez noviolenta y poco peligrosa (la policía y el ejército no pueden hacer gran cosa para reprimirla) se ha convertido en un medio clásico de protesta en numerosos países latinoamericanos, especialmente en Chile.

Un detalle ilustra la amplitud del éxito de la oposición al régimen. Había ese día un partido importante de fútbol entre Uruguay y Paraguay. Para que ese estadio estuviera lleno, a pesar de la consigna del SERPAJ, las autoridades habían ordenado que las entradas fueran vendidas a muy bajo precio. Pese a ello, y pese a la pasión manifiesta de los latinoamericanos por el fútbol, ¡ sólo había 25.000 espectadores, en un estadio con capacidad para 75.000!.

Otro resultado positivo del ayuno y de la movilización que provocó fue la creación de una coordinadora nacional de todas las fuerzas democráticas: todos los partidos ( de izquierda y de derecha), los sindicatos, los estudiantes, las organizaciones sociales, las cooperativas, etc. Esta coordinadora se convirtió en el interlocutor ante el gobierno en la fase de transición a la democracia.

El gobierno no aceptó inmediatamente ceder. Al contrario, en un primer momento intentó de nuevo la represión. Cinco días después de la jornada del 25, el SERPAJ era prohibido y todos sus bienes confiscados. Pero el movimiento social se había lanzado y no debía cesar su presión sobre las autoridades: el 27 de noviembre, Uruguay conoció la manifestación más grande de toda su historia (500.000 personas, es decir, ¡ una sexta parte de la población del país!). En esta manifestación el papel decisivo del SERPAJ en la movilización del país fue públicamente reconocido por todas las fuerzas democráticas: cada organización tenía un representante en la tribuna, pero el SERPAJ tenía tres. Esto era también un desafío al gobierno, que había declarado ilegal a esta organización.

¿Y AHORA?

El año 1984, que comenzó con el éxito de la huelga general del 18 de enero fue un año de transición. El 25 de noviembre tuvieron lugar elecciones libres: el índice de participación (85%) puso de manifiesto la adhesión del pueblo a la democracia recuperada. El uno de marzo de 1985, Julio Sanguinetti formaba un gobierno de unidad nacional y ponía en libertad a los últimos presos políticos. Entre ellos, al viejo dirigente de los Tupamaros, Raul Sendic, quien manifestó su intención de luchar en adelante por sus ideas por la vía política.

El papel del SERPAJ no ha terminado, sin embargo. Se ha metido en la difícil tarea de favorecer la "reconciliación" sin negar la necesidad de hacer justicia. La ley de amnistía precisa que no se extiende a los "funcionarios de policía o del ejército responsables de tratos inhumanos, crueles o degradantes o de la detención de personas que después han desaparecido". Como en Argentina, la voluntad del nuevo poder civil de no indisponer demasiado a los militares hace muy difícil la tarea de esclarecimiento de ciertas responsabilidades. Para Luis Pérez Aguirre, "sólo la reconciliación permitirá romper el círculo vicioso de la venganza. La reconciliación es la capacidad de comportarse humanamente perdonando el enemigo. Esto no significa que haya que negar la justicia u olvidarlo todo, sino que hay que ir más allá. Quien dice esto no es un cualquiera que da lecciones de moral: es un hombre que ha sufrido personalmente la tortura, y que ha creído varias veces que estaba a punto de ser ejecutado...

Lo que preocupa ahora a Luis Pérez Aguirre, así como al SERPAJ, que ha vuelto a ser legalizado, es el futuro: ¿Cómo evitar la vuelta, no sólo en Uruguay sino en toda América Latina, de regímenes dictatoriales? Para ello es absolutamente necesario un trabajo de educación. El SERPAJ ya ha redactado y editado un amplio manual de educación en los Derechos Humanos, dirigido a los profesores y estudiantes de todo el continente: " Derechos Humanos: fundamentos para una educación liberadora".