EN NORUEGA (1940-1945)
(Boubault, Guy. Revista "Non-Violence Politique",
dossier 2. Traducida por Oveja Negra, n. 33)
Noruega fue invadida por los alemanes al principio
del año 1940, principalmente a causa de la importancia estratégica
de sus costas, así como por su puerto de Navi, situado en "la ruta
de hierro". A pesar de la formación de un gobierno de colaboración,
bajo la dirección de Quisling, la resistencia fue muy activa en
el conjunto de la población.
Cuando invadieron Noruega, el 9 de abril de 1940,
los alemanes no pensaban, ciertamente, encontrar tal resistencia,
ya que los noruegos , de raza nórdica, gozaban de " un a priori"
muy favorable en la ideología nazi. Desde un punto de vista estrictamente
militar, las fuerzas noruegas no pudieron impedir por mucho tiempo
que todo el país fuera invadido. Desde el 7 de junio de 1940, el
asunto estaba claro, y el rey y los principales dirigentes del país
se exiliaron a Londres. La población no estaba preparada para esta
ocupación, que debía durar 5 años.
Tanto en los medios civiles como militares, hizo
falta cierto tiempo para que una resistencia coordinada a nivel
nacional se pudiera en marcha. Lo que permitió realmente el desarrollo
del movimiento fue la decisión de la población de defender su propia
organización social basada en la ley, la justicia, la verdad, la
libertad... valores que eran motivo de mofa para la ideología nacional-socialista.
Resistiendo expresan masivamente su adhesión a la democracia. Este
comportamiento de "actitud de combate", de resistencia activa, designada
con el término "holdningskamp", puede explicarse por la homogeneidad
social, la forma de mentalidad común, la adhesión a un cierto tipo
de sociedad cuyas estructuras, elegidas en tiempo de paz, debían
también poder responder a sus necesidades en tiempo de guerra. Así,
los alemanes no pudieron en ningún momento apoyarse en los diferentes
componentes de la sociedad noruega para propagar su ideología.
ORGANIZACIÓN DE LA RESISTENCIA.
Desde 1941, los noruegos pusieron en práctica una
estructura de resistencia que debía mantenerse operativa hasta el
final de la guerra. Esta estructura, reforzada eficazmente por el
rey y su gobierno desde Londres, comprendía dos sectores; el Milorg,
organización militar de defensa, agrupaba el ejército noruego, las
fuerzas aliadas fuera de Noruega, los servicios de información militar,
la fabricación secreta de armamento, todos los aspectos más o menos
convencionales de una guerra. El otro sector estaba constituido
por su equivalente civil: el Sivorg, reagrupación de asociaciones
y organizaciones, que debieron adaptarse a las nuevas circunstancias
y jugaron un papel esencial en la resistencia civil. Estas dos organizaciones
no estaban completamente separadas, ni eran rivales. Existía un
cierto acuerdo entre las dos, y algunos de los más activos pertenecían
a las dos resistencias, militar y civil. Sin embargo, la división
del trabajo entre el Sivorg y el Milorg fue mantenida por razones
estratégicas y de seguridad. Cada uno tenía su cometido, sus redes
y sus zonas de actividad.
El caso de Noruega no es, pues, un ejemplo de resistencia
estrictamente noviolenta a una ocupación extranjera; no había una
opción ni moral, ni política, por la lucha noviolenta. Se trata,
sobre todo, de un ejemplo de resistencia de una población, utilizando
los medios que mejor se adaptaban -a su juicio- a cada una de las
situaciones con las que se encontraban. La resistencia armada se
manifestó durante toda la guerra y conoció varios éxitos importantes,
como el sabotaje de la fábrica de agua pesada.
LA RESISTENCIA DE LOS PROFESORES
Exiliado en Londres el gobierno noruego desde junio
de 1940, el mando alemán intentó asegurarse lo antes posible el
control social del país, con la ayuda del partido nacional- socialista
noruego, dirigido por Vinkun Quisling, numéricamente insignificante.
Todos los demás partidos políticos habían sido prohibidos y el parlamento
disuelto. Así, pues, ya no había representantes oficiales de la
población frente al poder.
La primera fase de la resistencia civil (1940-1941)
estuvo marcada por reacciones espontáneas de rechazo al invasor.
La mayor parte de los noruegos manifestaron su antipatía hacia el
régimen nazi y sus colaboradores: manifestaciones en la calle, abucheos,
interpelaciones, altercados más o menos violentos... Muchas personas
comenzaron a llevar símbolos, como pequeñas banderas noruegas o
el "topplue", típica cofia que los noruegos llevan en invierno.
Por su lado, las asociaciones profesionales deportivas fueron capaces
de asumir funciones políticas, desarrollando una estrategia de resistencia.
En primer lugar multiplicaron las protestas contra los arrestos,
torturas, interrogatorios, supresión de libertades... En mayo de
1941, 43 asociaciones y organismos, enviaron una carta al Reich-kommissar
declarando abiertamente su insumisión al régimen. Esta carta y las
represalias que provocó marcaron un giro en la resistencia que,
desde ese momento se hizo clandestina. La prensa jugó ahí un gran
papel, manteniendo al pueblo informado.
El verano de 1941 giró en torno a los profesores
y su compromiso colectivo con la resistencia. La idea de Quisling
era servirse en primer lugar del aparato educativo para difundir
la ideología nacional-socialista. Quería fundar un estado corporativo
copiado del de Mussolini. Nombrado "Ministro Presidente" el primero
de febrero de 1942, comenzó por crear el Sindicato de Profesores
Noruegos, dirigido por el jefe de la Hird (Gestapo Noruega) al que
debían adherirse todos los profesores, so pena de inhabilitación.
El sindicato legítimo lanzó inmediatamente una contradeclaración
en los siguientes términos: "En contestación a la comunicación recibida
declaro, por la presente, que permaneceré fiel a mi vocación de
profesor y a mi conciencia; Y por tanto, seguiré las instrucciones
que me han sido dadas legalmente por mis superiores, concernientes
a mi trabajo". Un profesor, Höigard, presentó al colectivo de profesores
una propuesta marcando su compromiso común para:
- Rehusar la afiliación al sindicato de Quisling, o cualquier
otra declaración de lealtad al partido.
- Rechazar toda tentativa de introducir la propaganda nazi en
las escuelas.
- Rehusar toda orden dada por las autoridades ilegales de la
Administración Quisling.
- No cooperar en el Frente de Jóvenes del Partido, organización
próxima a las Juventudes hitlerianas.
Los profesores, casi por unanimidad, firmaron esta
declaración, así como una carta al Ministro de Educación de Quisling,
para manifestar su no-colaboración: "Yo declaro no poder participar
en la educación de la juventud noruega de la manera que determina
el movimiento de juventud "nasjonal Samling" pues va contra mi conciencia.
Según las declaraciones del jefe de la nueva organización de enseñantes,
el solo hecho de pertenecer a dicha organización significaría para
mí la obligación de practicar dicha educación; eso me forzaría también
a realizar otras actividades que están en conflicto con las obligaciones
de mi profesión. Debo, por tanto, declarar que no puedo considerarme
como miembro de esa nueva organización de enseñantes".
Cada profesor debía escribir esta declaración él
mismo, y mandarla directamente al "Ministro" el 20 de febrero. De
unos 12.000 profesores, el 90% firmaron este texto de insumisión
al poder establecido. La resistencia se transformó entonces en conflicto
abierto. A continuación fueron 200.000 padres de alumnos los que
escribieron al "Ministro" para afirmar su negativa a que sus hijos
estuvieran encuadrados en las organizaciones de la juventud.
El 20 de marzo fueron arrestados un millar de profesores
en todo el país, y una parte de ellos, internados en el campo de
Gridi, y más tarde, deportados a Jorstadmoen, a 200 Km de Oslo,
en condiciones extremadamente difíciles. De entre los 687 de este
campo, solamente 32 aceptaron afiliarse al Sindicato de Profesores,
los alemanes ensayaron otra táctica. Enviaron a 499 de ellos a la
Antártida, en vagones de animales, y después, en un barco previsto
normalmente para 100 personas. El 28 de abril el convoy llegó a
kirkenes, un pueblecito cerca de la frontera finlandesa, al otro
lado del círculo polar ártico, y cerca del frente germano-soviético.
La temperatura era fría y dura. Después, otro barco de profesores
siguió el mismo camino, también en condiciones dramáticas. Pero
la represión se hizo de repente menos brutal. Una circular fechada
el 25 de abril y publicada por el Ministerio de Educación de Quisling
anunciaba que todo estaba arreglado y que las escuelas iban a abrir
de nuevo. Los deportados no fueron liberados, pero Quisling se encontraba
vencido. Capitulaba. Los profesores libres recomenzaron su trabajo,
pero con la misma determinación de rehusar en el futuro "todo lo
que violara su conciencia". El régimen de Quisling no manifestó
ninguna reacción ante este nuevo desafío. En un discurso en la Escuela
Superior de Stabbekk, en mayo de 1942, Guisling declaraba, furioso:
"Vosotros, los profesores, vosotros, habéis sido mi ruina"...
Fue en noviembre de 1942, después de sólo 8 meses
de resistencia, cuando los últimos profesores internados en Kikenés
fueron liberados. Fueron recibidos como héroes nacionales.
DE LA RESISTENCIA CIVIL A LA DEFENSA NOVIOLENTA
La resistencia de los profesores noruegos constituye
un claro ejemplo de resistencia noviolenta a la ocupación alemana.
Habría que citar, igualmente, la acción de la Iglesia Luterana de
Noruega, iglesia oficial del Estado, que supo aplicar eficazmente
el principio de no-colaboración, de igual manera que el cuerpo de
profesores.
En efecto, desde Pascua del 42 hasta el fin de
la guerra se suprimió la Iglesia del Estado en Noruega. El conjunto
de obispos había sido dimitido. A pesar de ello las iglesias continuaron
funcionando, haciendo numerosas declaraciones contra el régimen,
hasta que Quisling terminó también por capitular.
Entre los actos de resistencia y solidaridad, no
olvidamos los actos humanitarios, la organización de planes de evasión
de judíos, la ayuda a las familias de los prisioneros políticos,
etc...
A la vista de estos hechos puede concluirse que
la resistencia civil, si bien no amenazó la existencia misma del
régimen de ocupación, no por ello fue menor su éxito, al limitar
fuertemente su poder, impidiéndole lograr sus principales objetivos.
Fue esencialmente una resistencia de tipo ideológico y cultural,
posible gracias a la tradición democrática del país. Estos ejemplos
muestran de manera pragmática que la organización de una defensa
popular noviolenta no puede sino apoyarse en la voluntad de todo
un pueblo de defender las estructuras de su sociedad, elegidas por
ellos libremente.
Interrogado algunos años más tarde sobre las posibilidades
de defensa por medios violentos, M. Holboe, líder del movimiento
de profesores noruegos, insistía en la necesidad de prepararse para
ser eficaz:
"En caso de guerra, debemos pensar en la posibilidad
de una ocupación más o menos larga. Es por tanto, de una gran importancia
preparar, en tanto en cuanto sea posible, los medios para resistir,
y con antelación. Uno de los mejores medios de preparar la resistencia
es estimular a la gente a asumir responsabilidades, de modo que
esté preparada para tomar iniciativas ante situaciones críticas.
Es necesario preparar el espíritu de las personas para salvaguardar
su individualidad nacional y personal en los períodos de ocupación
o en situaciones análogas".